Mamá, quiero ser guionista

Un día dije aquello de 'mamá, quiero ser guionista' y entonces ella...
¿por qué no me abofeteó?

sábado, 21 de septiembre de 2013

Marguerite, la niña del sombrero

'El Amante', un título que evoca sensualidad pero que apenas da pistas de lo estremecedor de esta obra. Y es que estas líneas rebosan realidad, la de la maltratada niña Marguerite Duras, que se enfrentó a los reproches de un entorno hostil a su amor prohibido. Un día, hablando con una amiga me decía que leer un libro es diferente a ver una película en tanto lo primero te envuelve de una atmósfera diferente tu vida cotidiana. Esa sensación no acaba hasta cerrar la última página de aquellos libros que pasan por tu biblioteca cerebral sin pena ni gloria; de varios días e incluso meses o años, cuando lo que acabas de leer realmente merece la pena. Éste es el caso de la prosa de esta escritora francesa, que me ha acompañado en los pensamientos de los últimos días. Se trata de un lenguaje desnudo, aparentemente frío pero enormemente provocador. A lo largo de los acontecimientos, cuesta creer que alguien haya tenido una vida tan intensa y ahora se dedique -y con enorme éxito- a la quietud de la escritura. Difícil es de asumir también, que lo que estás leyendo haya sucedido de verdad, que esa niña rebelde con sombrero de mayor se llamase Marguerite y se apellidase Duras. Ella y el chino de Cholen, descansen en paz.

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